Arte como metamorfosis de la creatividad humana
Todo es único y todo es
diverso (Platón)
Se
sabe que cada generación requiere su propia estética, no porque lo creado
anteriormente no valga o no sirva, sino porque avanza un paso más. Es el Panta rhei de los griegos, ese concepto
que el filósofo Platón atribuye al pensador
presocrático Heráclito y que viene a reconocer que todo cambia en la
vida, porque todo fluye en un reinventarse
a sí mismo, en una metamorfosis sucesiva e imparable, que parte de una
tradición, pero que se transmuta en nuevo modos, maneras y formas para ofrecer algo nuevo y
diferente a los ojos y al pensamiento. El lenguaje ayuda a la comprensión del
tiempo y el espacio.
A
este mismo concepto expuesto se suma la afirmación de don Eugenio D´Ors, el
gran crítico de arte, cuando decía: lo
que no es tradición es plagio. Todo aquello que no está enraizado en el
arte anterior viene a ser una repetición primitiva o ingenua de lo ya visto. La
tradición requiere un engarce y una vuelta de tuerca al mismo tiempo.
El
arquitecto Alberto Sartoris, buen discípulo de Le Corbusier, lo recordaba con
frecuencia: En el arte no hay evolución como en la ciencia, sino metamorfosis.
Y ponía el ejemplo de Velázquez, Goya y Picasso. Ninguno de ellos es superior
al otro, simplemente, diferentes y responden a épocas distintas. Cada cual
representa como ningún otro el arte de su tiempo, pero cada cual ha dado un
paso más, un paso adelante para tener
coherencia estética y no anclarse en el pasado, en la repetición formal que
llevaría al manierismo o a la esclerosis.
No
importan los materiales o los géneros, el arte ha de aparecer con la frescura
de la idea germinal, ha de ser testimonio de su época y su lugar, dialogar con
las otras artes en un asombroso plano de igualdad de conocimiento, pensamiento,
reflexión y sensibilidad, de sentimientos… Eso explica que los diferentes
movimientos o ismos en la historia del arte se han manifestado por igual o en
paralelo en pintura, escultura, literatura, música, artes decorativas… Las manifestaciones culturales nacen de un
mismo humus o caldo de cultivo –la cultura nace de ese cultivo común de los
hombres- de ahí su convivencia y correlación lógicas y sorprendentes al mismo
tiempo.
Aunque
exista un cordón umbilical entre las manifestaciones plásticas de las cuevas de
Altamira o de Lascaux y los cuadros de
Picasso o de Richter, lo cierto es que cada autor es un hito en esa aventura
imparable de la creación artística, que nace con el pensamiento propio y
entronca sin solución de continuidad con el aprecio, la valoración y el gusto,
un concepto siempre difícil de precisar.
Cuando
uno visita las casas de subastas y habla con sus expertos, son muchos los que
reconocen que la mayoría de la gente joven busca arte contemporáneo, porque
quiere vivir con él, con la estética de sus días y no con el estilo de la de la
casa de sus abuelos o sus padres. Es el relevo generacional. Esto explica que
las mismas ferias de antigüedades y almonedas, hayan dado cabida al arte
contemporáneo desde hace unos años, porque son conscientes de que la creación
actual está en sintonía con los nuevos clientes, es decir con los nuevos
coleccionistas. No hay nada que rejuvenezca mejor un ambiente, que el arte
contemporáneo, punta de lanza de la creatividad humana. Y el arte no es moda
efímera –aunque la moda también se haga arte-, pero ha de responder a los modos
estéticos del momento, que siempre serán infinitos para los buenos creadores y
ciertamente para el genio.
El
colectivo Coleccionarte es consciente de esta realidad de creación renovada, la
subraya y enfatiza. El arte como primicia actual, en sintonía con el mismo
cambio generacional. Y no como algo forzado, sino fluido y natural como la
respiración o el latir del corazón. Podríamos parafrasear con el arte, al poeta
José Elgarresta: “Me dijeron/que el amor
y/la fragancia de las rosas/eran para siempre./Pero no eran las mismas rosas”.
El
arte está llamado a perdurar más allá de la vida de su autor, pero también
llegarán otros artistas que hablen con sensibilidad el lenguaje de su tiempo,
un arte que acarrea nuevos conceptos y matices formales. Uno no descalifica al
otro, si bien da un paso adelante en el camino de la fecunda Historia del Arte.
Arte que nace del pensamiento y se ejecuta con las manos, las técnicas y los
materiales salidos de un mismo mundo en evolución.
Vasili
Kandiski lo dejó igualmente dicho en su
obra De lo espiritual en el arte: “Toda
obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nuestros
sentimientos". Crear para vivir, para sentirse vivos, para relacionarse
con otros artistas en diferentes campos y ofrecer sus obras, sus hermosos
artificios plásticos y visuales a los demás y nos ayuden a todos, como
colectividad a pensar y a disfrutar la existencia, a enriquecer el humus de la
cultura. El arte, con todo su poder enigmático, es un diálogo permanente con el
universo. o como decía Baudelaire, «la expresión de los mandamientos
líricos del espíritu, las ondulaciones del ensueño y los sobresaltos de la
conciencia».
Crear es dar sentido al mundo, al
decir de Wim Wenders.
Julia Sáez-Angulo
De la Asociación Internacional
de Críticos de Arte, AECA/Spain
COLECCIONARTE
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